Desde que empecé a escribir el blog, siempre pensé en dedicarle un post a ella, a Carrie Bradsaw, o lo que es lo mismo, a Sarah Jessica Parker. Y digo, "lo que es lo mismo", por que pienso que Carrie es un personaje que ha superado la ficción, que todas las mujeres tenemos un poco ella, y que es tan increíble y tan real, que desde que Sarah Jessica Parker la conoció, se volvieron la misma persona.
Fue en la universidad cuando comencé a ver Sexo en Nueva York, cinco años después de que se emitiese su último episodio en el 2004. Mis compañeras de residencia me decían que como era posible que no la hubiese visto nunca, y lo cierto, es que había oído hablar de ella, pero soy de esas personas a las que les cuesta engancharse a una serie y mucho más tomar la iniciativa de comenzar a verla. Sin embargo, con "Sex and the City", me ocurrió todo lo contrario, fue ver el primer capítulo, y saber que se convertiría en mi serie favorita. Sexo en Nueva York es humor, moda y amistad, pero sobretodo, y para mi lo más importante, es la liberación de la mujer: la liberación económica y sexual, la independencia del género femenino, la importancia y la posibilidad de ser una mujer luchadora y triunfadora sin el ser madre o formar una familia.
Es Carrie Bradsaw la que a través de sus columnas para el New York Star, tumba el papel tradicional de la mujer, no solo en la ficción de la época, si no también en la realidad. Desmonta mitos sobre el matrimonio, muestra mujeres triunfadoras e independientes económicamente de cualquier hombre, y habla sin tapujos sobre vidas sexuales de mujeres que pueden ser tan activas y apasionantes como las de cualquier hombre.
Hay frases de Carrie, tan reales como duraderas en el tiempo: